Si no creyera en la locura
de la garganta del cenzontle....

Si no creyera/ Meche/ en tu luz/ y en las gargantas/ que habitan/ en las manos/ y en las palabras/ que las desatan/ no seguiría escuchado/la llamada de los tiempos/ y se borraría tu voz/s de la esperanza/ por eso hoy/ te despido/ contenta/ sabiendo que pronto/ cabalgaremos livianas/ las riveras más profundas/ por ahora/ hasta pronto/ Gracias! por compartir con nosotras/ tanta Vida/


viernes, 3 de julio de 2009

Crear y Construir en la Patria que Amamamos

Soy una analfabeta política; ese lenguaje me resulta complejo y complicado, no pretendo analizar, pero necesito decir, porque callar tiene mucho que ver con una actitud política que culturalmente se nos ha inculcado a los y las hondureñas, desde antes de nacer.

En los últimos días he escuchado muchísimo la expresión "el pueblo" en boca de muchos, pero especialmente en boca de Manuel Zelaya y Roberto Micheletti que en este momento representan dos bandos, dos posturas posibles con infinita sed de poder, que son las únicas “oficiales” que tienen representatividad en esferas lo suficientemente altas para hacerse notar, dentro y fuera de nuestras fronteras.

Personalmente estoy cansada, cansada de que se use el sustantivo para justificar acciones que poco o nada tienen que ver con la población hondureña y mucho menos con la democracia. En nuestro país, mucha gente se considera “política” cuando se posiciona en un partido (de los pocos que hay), y milita en un activismo que se limita a realizar puntualmente actividades y promesas durante las campañas y el proceso electoral en cada período. Pertenecer a un partido permite acceder a círculos a los que un ciudadano promedio no puede acercarse de otra manera; obteniendo beneficios como un trabajo estable (por cuatro años), recomendaciones y, en los casos más duros, un buen plato de comida o la sensación de pertenencia. Las expectativas en cada período de elecciones en general, tienen que ver con las mejoras a la infraestructura de todo tipo, como opciones para el desempleo y la inseguridad (cubrir necesidades básicas como saneamiento y garantizar la canasta básica familiar).

La gran mayoría de mis compatriotas no sólo sufre de analfabetismo político, pero de muchos otros, que limitan su acceso a la información en toda materia o nivel, su capacidad de comprensión y crítica de los mensajes, también la percepción de sí mismos y el papel imprescindible que tienen en la democracia.

Es muy fácil decir que actualmente nadie tiene excusa para no saber, resulta muy cómodo expresar que todos tenemos igualdad de derechos, es muy conveniente resaltar que sin excepción todos somos responsables de nuestro destino como nación. Lo siento, pero no estoy de acuerdo.

A riesgo de parecer arrogante o imprudente, creo que por razones y en formas tan diversas como las fisonomías hondureñas, los privilegiados somos pocos y debemos ser consecuentes, pues esos privilegios (del tipo que sean) conllevan más obligaciones morales, cívicas y sociales que nuestros hermanos y hermanas que no han tenido nuestras ventajas.

Estamos viviendo una crisis que no es otra cosa que la evidencia de una cultura política llena de corrupción, conformismo, indiferencia y una ausencia absoluta de la también muy mencionada democracia.

Aquellos que todavía podemos de alguna manera, alzar la voz, pese a la coacción y persecución que de manera solapada siempre se ha sucedido (aunque ahora es evidente y violenta), por favor hagámoslo.

Personalmente no puedo, no quiero elegir ningún bando, ninguna posición que no sea la que he tenido siempre como hondureña, artista, madre y mujer de paz, porque quiero creer que esta situación puede ser una oportunidad para crecer como nación.

Valga ésta como una invitación para proponer, crear y construir en la Patria que amamos, procesos de formación y diálogo que nos permitan educarnos en materia de participación ciudadana, ética y política, para que ya nunca más permitamos que otros decidan por nosotros, para que nuestros niños y niñas no vivan en la indignidad, el miedo, la inseguridad y la injusticia que hemos vivido.

Patricia Toledo

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias, por enviar sus comentarios.