Si no creyera en la locura
de la garganta del cenzontle....

Si no creyera/ Meche/ en tu luz/ y en las gargantas/ que habitan/ en las manos/ y en las palabras/ que las desatan/ no seguiría escuchado/la llamada de los tiempos/ y se borraría tu voz/s de la esperanza/ por eso hoy/ te despido/ contenta/ sabiendo que pronto/ cabalgaremos livianas/ las riveras más profundas/ por ahora/ hasta pronto/ Gracias! por compartir con nosotras/ tanta Vida/


sábado, 14 de marzo de 2009

Día de la Mujer en el Manuel Bonilla

CONFLUENCIAS...fue lo que esperábamos.

El espectáculo dio inicio a las 7:30 de la noche, el lleno fue total, incluso se tuvo que abrir gradería, situación inusual en el Teatro Nacional, la gente estaba ansiosa de disfrutar del platillo anunciado, de muchos sabores, de muchos colores, y así fue, se apagaron las luces y las amigas Karla Posas y Ana Elsy Mendoza dieron la bienvenida al público y a la Señora Ministra del Instituto Nacional de la Mujer, la Licenciada Doris García quien dio un discurso reflexivo y muchos datos estadísticos que reflejan la necesidad del trabajo por la equidad y el respeto a la vida y derechos de las mujeres.

Volvieron las presentadoras para decir fragmentos de poemas y anunciar a Lucy Ondina, se apagaron las luces y del fondo del pasillo, de donde nadie lo esperaba brotó la voz potente de nuestra amiga.. “Yo soy una poeta, un ejército de poetas….”, y así dijo varios poemas entre la gente, abrazada del aplauso de todas y todos, ovacionada como se merece, honrándonos ella con su fuerza y su ejemplo, y nosotras llorando y aplaudiéndole, en ese hermoso vaivén que tiene el arte en el que una recibe amor y lo regresa a borbotones. Invitó a Camilo Corea para que le acompañara un poema que se llama “Vejez”, y aquello era demasiado, si Lucy es el poema, así apoyada en su bordón, con su hermoso peinado blanco, con su figura menuda y su ímpetu y grandeza de voz, de espíritu, de rebeldía, de indignación por lo que ha vivido cambiando su entorno poco o nada, pero con la certeza que debe seguir denunciándolo.

No había corazón que no estuviese conmocionado y entró entonces la frescura y la madurez de una mujer que sabe plantarse en el escenario, Oneyda de América, tan propia e impropia a la vez, tan fuera del discurso feminista que se anquilosa en la retórica, y nos dejó ver esa otra forma de ser rebelde sin conocer esquemas. Potente, pícara, madura, desafiante, así es Oneyda, una voz que hay que respetar en nuestro país.

Seguía el ritmo entre presentaciones y los fragmentos de poemas que daban paso a la siguiente artista, entonces el turno fue de Saskia, tiene la voz grave, muy gruesa para su corta edad lo que la coloca en una ventaja interpretativa realmente prometedora, linda ella, moderna, con lentejuelas que anuncian que va bien en esa búsqueda necesaria del género que mejor le va, con un discurso bien definido sobre lo que la juventud espera, y como bien dice ella “…vivir en un barrio tranquilo”, y como acotara más de una vez, con mujeres a quienes nos dejen vivir tranquilas.

Como ya habíamos tenido reguetón y merengue todos los cuerpos pedían ritmo y así entro Juana Pavón, bailando al ritmo de un son y luego nos contó con su poema por qué esta loca, y nos regaló después la crudeza de “Los Golpes”, y terminó con otro de su colega “El loco divino”, que se llama Honduras, fuerte el poema y Juana en el punto exacto en el que su ebriedad-sobriedad le explota la entraña, le saca todo de adentro logrando el dramatismo que otra vez nos abrazaba.

Jireh era la siguiente en el escenario, pudimos escuchar sus nuevos temas, disfrutar de su cadencia y conocerla en su faceta como compositora.

Mi turno y yo me sentía tan feliz de estar en el escenario, tenía ganas de celebrar, de cantar, de aplaudirle a todas las que ya habían pasado por el escenario, mi risa era saber el teatro lleno, haber contemplado la mirada de atención del público en lo que iba de la noche, y me olvidé que había estado parada todo el día, que no había comido, que Juana se había molestado conmigo en la tarde, que a Lucy la tuvimos que llevar al doctor para que le pusieran una inyección por su dolor en las piernas, que a Saskia no le habían contratado al Dj, que faltaba una mesa, que había olvidado pasar por mi hijo en la escuela, que había buscado específicos rostros entre el público sin encontrarlos, que no pudimos ir a traer a Oneyda al hotel porque solo teníamos un carro en la producción, que la persona que atendía a la Prensa no había llegado, olvidé todo lo que me había cargado para que CONFLUENCIAS confluyera, y me reí de todo, y le sonreí a la gente, y le canté a la vida, a quienes me apoyaron para que fuese posible la noche, a la gente que cree en el canto y la poesía de Honduras, y en las cosas hermosas que pueden suceder al CONFLUIR.

Gracias!!

Karla Lara